El anime ha vuelto a demostrar su poder en la taquilla. Demon Slayer: Infinity Castle alcanzó un impresionante debut el fin de semana pasado, recaudando $70 millones de dólares sólo en Norteamérica, según estimaciones de Comscore.
A nivel global, la cifra asciende a aproximadamente $177.8 millones recaudados en 49 mercados incluyendo Estados Unidos. Esto coloca a Infinity Castle como uno de los estrenos más fuertes para un anime en la historia reciente.
El filme también superó las expectativas de preventas, con más de $11.4 millones recaudados sólo en funciones de preestreno en EE.UU. antes de su fin de semana de estreno.
En Japón, Infinity Castle no se queda atrás: ya ha quebrado varios récords domésticos como el mejor día de estreno, mejor fin de semana de apertura y ha vendido más de 5 millones de boletos durante los primeros días. La recaudación japonesa acumulada después de unas semanas supera los 22 mil millones de yenes, lo que equivale a aproximadamente US$148.7 millones.
Este debut no sólo reafirma a Demon Slayer como una franquicia gigante del anime, sino también señala el creciente apetito global por producciones japonesas de calidad. Si bien los próximos fines de semana serán claves para mantener el ritmo, el arranque es contundente: récords, cifras millonarias y un respaldo sólido de público crítico y fanático.