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En Bugonia, Yorgos Lanthimos vuelve a sumergir al espectador en un universo extraño, incómodo y fascinante, donde el absurdo convive con una precisión quirúrgica en la puesta en escena. Desde los primeros minutos, la película deja claro que no busca complacer, sino confrontar, provocando esa mezcla de desconcierto y curiosidad que ha definido gran parte del cine del director.

La historia sigue a dos hombres convencidos de que una figura pública es en realidad una criatura alienígena que representa una amenaza para la humanidad. A partir de esa premisa, la cinta desarrolla un thriller psicológico cargado de tensión, manipulación y paranoia, sin revelar más de la cuenta y manteniendo al espectador en constante incertidumbre.

Yorgos Lanthimos regresa con una película más cercana al tono de The Killing of a Sacred Deer. La trama no es universal y podría resultar demasiado extraña para muchos, pero sus valores de producción son impresionantes. Lanthimos utiliza cada encuadre para reforzar esa sensación de inquietud que domina la película, lo que la convierte en un ejercicio audiovisual tan perturbador como hipnótico.

En cuanto a las actuaciones, Bugonia encuentra su mayor fortaleza en su dúo protagonista. Emma Stone entrega un trabajo brillante, lleno de matices y control emocional, reafirmando por qué es una de las actrices más versátiles del momento. Jesse Plemons no se queda atrás: su interpretación contenida y poderosa agrega una tensión constante que impulsa el relato. Ambos elevan la película y sostienen su tono inquietante.

La música compuesta por Jerskin Fendrix cumple de forma adecuada con el tono inquietante de la película. Aunque en general su score es funcional y mantiene la tensión, Bugonia destaca por varios “needle drops” muy bien seleccionados que aportan momentos de energía inesperada y elevan escenas clave. Estos golpes musicales puntuales funcionan con precisión y añaden una capa extra de personalidad al estilo de Lanthimos.

En conclusión, Bugonia es una experiencia intensa, pesada y poco comercial. Sin embargo, sus valores cinematográficos —dirección, actuaciones y producción impecable— la convierten en una obra notable dentro de la filmografía del director. No es una película para todos, pero quienes conecten con su estilo encontrarán una propuesta desafiante, arriesgada y profundamente memorable.